"(..)Llegando al edificio pudo
ver, desde la esquina, la luz de su habitación prendida. No podía ser mala
señal. Debe estar despierta, pensó, quizás incluso levantada. El corazón le dio
un vuelco, latiendo cada vez más fuerte. Se apuró a cruzar. Portafolios en una
mano. Bolsa y ramo en la otra. Por poco esquivo el auto que venía doblando. Se
precipito torpemente a entrar, sin darse cuenta de que otra vez salía la
vecina. Sus cuerpos chocaron de costado, empujandola a ella contra la pared, pero
Esteban no se detuvo. Subió las escaleras de dos en dos, casi corriendo, sin
mirar atrás, sin ver que su vecina se frotaba el hombro adolorida por el golpe
recibido y lo seguía con la mirada en su espamentosa carrera hacia el último
piso.
Dejo todo lo que traía sobre
la mesada, agarro las flores y entro en la habitación con gesto galante. Eleonora estaba despierta, pero se había hecho un bollo en la
cama, tapada con varias mantas y debajo de todo eso, lloraba. Esteban se frenó
en seco, apoyo con ternura el ramo en la cómoda, se quitó el saco y lo colgó en
una percha antes de sentarse al borde de la cama, muy despacio y reposar dulcemente
la mano en la cabeza de su sollozante mujer. Eleonora lloraba.(...)"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
ExpressAte sin aluciones político-religiosas malintencionadas. Gracias!